Como el actual alcalde de
Pontevedra está próximo a cumplir dieciséis años en el cargo, como todas sus
actuaciones son todavía recientes, y seguro que se recuerdan en estos días
preelectorales, como esos cuatro mandatos ya son un periodo suficientemente
largo que ya permite hacer un balance histórico comparativo con otros
anteriores, ¿se acuerda algún pontevedrés de la gestión municipal habida en los
dieciséis años que precedieron a Lores?
Lo primero que hay que advertir
es que la ciudad capitalina tuvo tres alcaldes entre 1983 y 1999, con dos
mandatos consecutivos de José Rivas Fontán y sendas “legislaturas” de Francisco
Cobíán Salgado y de Juan Luis Pedrosa, porque de aquella los vecinos aun confiaban en la sana
alternancia democrática.
Si hacemos un compendio resumido
de los principales logros municipales de esos tres regidores, los resultados
pueden ser espectaculares, sobre todo si los comparamos con los últimos
dieciséis años.
Porque si hay actuaciones
políticas que destacaron entre los años ochenta y los noventa del pasado siglo
XX esas serían las referidas a los equipamientos públicos y a la planificación
urbanística. No nos olvidemos que Rivas Fontán abrió, ahora que el deporte
municipal de moda es cerrar las calles, las céntricas vías de Castelao y de
Cruz Gallástegui. Que compró y rehabilitó para el municipio el destruido Teatro
Principal. Que solucionó el ciclo del agua instalando una planta potabilizadora
en Lérez y otra de residuales en Placeres, tras ejecutar también un colector
bajo la avenida del Uruguay.
Y se construyó un Matadero en
Alba y un Parque de Bomberos en el Vao. Y nos trajo una legión de funcionarios
de educación, puesto que durante sus mandatos se levantaron los nuevos
institutos de la Xunqueira II, Torrente Ballester y Luis Seoane y aun se renovó
totalmente el Sánchez Cantón. Y se levantó un edificio para la UNED en
Monteporreiro. Y el viejo Estadio acogió a un moderno Centro de tecnificación
Deportiva. Y se cedió un céntrico solar para levantar la Biblioteca pública del
Estado. Y se hizo el parking de la Alameda, y después el de Barcelos, y se
remodeló la plaza de Galicia. Y se construyeron las únicas Piscinas públicas
municipales que son las de Campolongo. Y se levantó la Residencia de la Tercera
Edad en ese mismo barrio, cuando en nuestros días se cierra el centenario
Asilo. Y se elaboró la obra cumbre de la Pontevedra actual, el Plan General de
Ordenación Urbana, que solo recibió el voto en contra del actual alcalde. Y
tuvo Rivas la feliz iniciativa de lograr, no sin esfuerzo, a la BRILAT, quizás
la mayor empresa del municipio, también con el expreso rechazo del Bloque.
Y se inauguró el puente de
Santiago y la avenida de Compostela para darle continuación. Y hubo que
gestionar nada menos que el trazado de la autopista por el municipio con un
puente sobre la ría. Y para facilitar el acceso a Monteporreiro hubo que
desmontar un angosto túnel.
Y después llegó el alcalde Cobián
Salgado e inauguró el puente de los Tirantes, ya un símbolo del Concello, y
siguió peleando porque Pontevedra se convirtiera en una ciudad universitaria. Y
se consiguió el cuartel de San Fernando y la Facultad de Bellas Artes. Y la
Escuela Superior de Restauración y la Escuela de Hostelería. Y se hizo un
benemérito Catálogo de edificios a conservar en una época de pleno furor
constructivo. Y se cubrió el puente de la Barca. Y los empresarios locales se animaron
a cubrir también la plaza de toros y a fundar una Televisión local. Y se abrió
un hotel de cuatro estrellas como el Galicia Palace. Y se construyó todo un Polígono
empresarial en el Campiño, donde hoy trabajan más de 1.200 personas. Y un
Puerto deportivo en el Lérez, ahora cegado por el fango.
Y después llegó Juan Luis Pedrosa
y siguió trabajando por el Campus. Y se levantaron las facultades de
Forestales, la de Ciencias Sociales y la de Fisioterapia. Y una Escuela de
Idiomas. Y la ciudad siguió creciendo hacia el este y la Parda, y se cubrió la
vía del tren, y se construyó el edificio de los Juzgados. Y se acabó el anillo
de la Eiriña. Y se inauguró todo un Auditorio con un magnífico Recinto Ferial.
Y se hicieron el parking de la Audiencia y el de los Mirabeles. Y un nuevo
Centro de Distribución de Correos. Y cuando ahora comprobamos como en dieciséis
años solo se hicieron pancartas contra el nuevo hospital, Pedrosa inauguró los
centros de salud de Monteporreiro y de Lérez. Y dejó programado el de A Parda,
y reservó un solar en Campolongo para el edificio de la Delegación de Hacienda.
Y se solucionó el problema de los
residuos sólidos adhiriéndose a SOGAMA, clausurando los vertederos del Vao y del Rapadiño. Y se planificaron los
terrenos de la estación de Renfe y se levantó un Albergue de Peregrinos. Y se
recuperaron las márgenes del Lérez con el voto en contra del bloque. Y se hizo
la Isla de las esculturas y una pasarela metálica sobre el río. Y se consiguió
el mayor galardón en la Historia de Pontevedra, el programa URBAN que
posibilitó la inversión de cerca de 2.000 millones de pesetas en obras de
rehabilitación en la plaza de Abastos, Edificios de Sor Lucía, Mugártegui y
Campás…
Como pontevedrés solo espero que
el próximo alcalde o alcaldesa de la capital, recupere la senda de aquellos
prósperos dieciséis años, que verdaderamente transformaron para mejor nuestra
ciudad.