Esto no hay quien lo entienda. Resulta que después de tanto premio por la mal llamada "reforma urbana", en mejoras de la accesibilidad, calmado de tráfico de vehículos, peatonalizaciones, campañas escolares, etc, etc -que hasta media Europa civilizada quedó abraiada- ahora resulta que ha sido un fracaso y hay que volver a los antiguos métodos del palo y la zanahoria.
Al menos así se desprende, como ya comentamos en alguna ocasión, del balance anual de la Policía local, donde aumenta el número de sanciones de tráfico y sobre todo, la recaudación.
Para ratificar el anterior fracaso de "modelo de cidade", resulta que ahora el concello de Pontevedra pretende adquirir, nada menos que por la vía de urgencia a través de una modificación de crédito - lo que demuestra que el vehículo ni siquiera estaba previsto en los presupuestos anuales, y que con su adquisición se priva de otras partidas para inversiones en obras y servicios públicos - el citado aparato para sancionar.
Y si lo anterior es reprochable, aun es mayor la causa para el que se adquiere, reconocida por el propio concello: sancionar a los que incumplan la normativa de los espacios de carga y descarga, habilitados.
Como si ya la propia clase trabajadora no tuviera suficientes problemas, que estar pendiente a partir de ahora del dichoso artefacto. Y menudo varapalo para el maltrecho modelo de ciudad de servicios que tanto se pregoniza...
Repárese que además el multamóvil deshumaniza las relaciones entre Administración y administrado, ya que al menos en las sanciones convencionales se le podía ver la cara al agente. Ahora no, es la máquina quien de forma asimétrica va a beneficiar siempre, a efectos probatorios, al Concello.
En fin, que el Concello de Pontevedra, a pesar se sus campañas de propaganda, entra en el anodino club de ciudades que tienen un multamóvil para llenar las arcas municipales.